el dedo en el ojo: febrero 2006

viernes, febrero 17, 2006

El negocio del cine y Amazonia

En el mercado internacional competitivo, una película es vendida por un distribuidor a un exhibidor de un país, digamos Ur, por un precio que depende sólo del potencial económico de la película o sea lo que puede producir en Ur. Este precio aumenta cuando es vendida a Nínive donde puede producir más. Gustavo Cisneros hace poco declaraba a la prensa que el mismo capítulo de una telenovela podía venderse en 250 $ en un país emergente pero que en Estados Unidos se vendía en 50.000 $. Pero cuando el mercado del cine no es competitivo sino que está monopolizado, como en Venezuela, las cosas son distintas. Los representantes de las grandes distribuidoras norteamericanas en conchupancia profunda con los distribuidores y exhibidores locales traen las películas, no las compran, y envían a los E.U. las ganancias que producen en Venezuela. El Estado venezolano, a través de Amazonia Films, se propuso, con total desconocimiento de la materia, meterse en el mercado sin cambiar su estructura, “para ofrecer… una nueva oferta audiovisual de gran diversidad y calidad” (Juan Carlos Lossada en U.N. 8.10.05). Por supuesto que el monopolio, a sabiendas de que se trata de funcionarios-fósforos, siempre al borde de que los raspen, no ha exhibido ninguna de sus películas. El lamentable resultado es que Amazonia se ha visto obligada a presentar su último estreno, El Rey, sólo en la salita de la Cinemateca Nacional en el CELARG. Tremendo fracaso.


Alfredo Roffé
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 16 de febrero de 2006

lunes, febrero 13, 2006

Munich (2005)

Comentarios israelíes y pro-israelíes han puesto en duda la credibilidad de este relato basado en el libro del periodista canadiense George Jonas Vengeance, cuyo testigo nunca ha sido reconocido como realmente existente; también han cuestionado la “moralidad” del enfoque, que equipara a los agentes secretos israelíes con los terroristas; en la misma dirección, se ha cuestionado la propia elaboración cinematográfica por presentar a esos agentes como seres humanos éticamente vulnerables. De parte palestina, la película es “mala” también, pues no habla de las persecuciones, asesinatos y matanzas bélicas perpetradas por los israelíes, califica de terroristas a los “guerreros revolucionarios” palestinos, “preparados para ser mártires”, y considera que éstos no matan civiles porque “cualquier israelí es un soldado”. La pretensión de que el cine no debe tocar un tema político sin agotarlo en todos sus aspectos y sin adoptar las posiciones de sus fanáticos protagonistas no es nueva, y es cuando menos ridícula. Munich muestra despiadadamente la atrocidad de la violencia planificada y la tortura psicológica y moral que podrían/deberían experimentar quienes, en nombre de cualquier “ideal”, cometen esa violencia. Por eso, Munich es una película “buena”.


Ambretta Marrosu
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 9 de febrero de 2006

domingo, febrero 12, 2006

Crash (2004)

Varias historias independientes pero entrecruzadas, a veces por azar, a veces por necesidad, constituyen la armazón narrativa de este film que resume en la ciudad de Los Ángeles el funcionamiento de la sociedad estadounidense en relación con el tema del racismo. En una ciudad que es también un gran ghetto, la pertenencia a alguna de las diversas mayorías o minorías sociales, culturales y étnicas que la habitan resulta determinante en la vida de los individuos. A esta proposición, Crash le suma el tópico de los prejuicios y los estereotipos basados en tal pertenencia, constantemente cuestionados pero también confirmados por las actuaciones de los personajes en situaciones que van del límite a lo cotidiano. El director Paul Haggis logra articular con fluidez este relato de historias entrecruzadas. Falla, sin embargo, en dos cosas: confunde la tolerancia con una obsesiva y meticulosa corrección política y muchas de sus soluciones expresivas apuestan a lo banal (los diálogos tarantinescos de los dos asaltantes negros), lo melodramático (el fallido intento del tendero iraní para dispararle al cerrajero latino) o, simplemente, a lo que está de moda.


María Gabriela Colmenares
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 9 de febrero de 2006

viernes, febrero 10, 2006

La caída (Der Untergang, 2004)

Los últimos días de Hitler y la ocupación de Berlín por los soviéticos es un tema tratado muchas veces en el cine después del clásico documental de Raizman de 1945. El film de Oliver Hirschbiegel (Alemania, 2004) es la versión más reciente y una de las peores. Lo que pasa fuera del bunker casi no existe y lo que pasa dentro, que es casi toda la película, es un confuso mezclote de melodrama con los ataques histéricos del Führer. Una serie infinita de personajes secundarios desfila por los corredores del bunker en una repetición agobiadora de los mismos gestos y situaciones filmados en planos cerrados. Dos botones: la “interioridad” de Hitler está dada por planos de sus manos temblando intensamente, hay por lo menos quince a lo largo del film. Los Goebbels matan a sus hijos y se suicidan. Unos ocho minutos de duración, con los rostros de los niños tenazmente repetidos. El peor de los melodramas.


Alfredo Roffé
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 9 de febrero de 2006

domingo, febrero 05, 2006

Perder es cuestión de método (2004)

Un terreno rural de bajo precio, gracias a futuras inversiones del gobierno en vialidad adquirirá un valor astronómico. No es una noticia pública pero políticos y empresarios corruptos lo saben y se declaran en guerra por el título de propiedad. Asaltos, secuestros, asesinatos. Es el telón de fondo para que un periodista desenrede la maraña. Al final el jefe de la policía se arregla con los criminales y reparten el botín. Pero lo hermoso del film colombiano de Sergio Cabrera es el entrecruzamiento de las peripecias del periodista y sus amigos, una joven prostituta y un oficinista, con las de los voraces malhechores, en ambientes urbanos que destilan realidad y dramatismo. El uso inteligente de los filtros para acentuar la tonalidad de la acción y una actuación convincente contribuyen en mucho al alto nivel del filme. Además la narración tiene un perfume de contemporaneidad dado por una construcción por fragmentos que parten de los detalles hasta la configuración del conjunto. Esta manera de contar no es del agrado de los amantes del tratamiento clásico, donde todo está claro todo el tiempo. Pero tiene la ventaja de dar espesor al mundo de sugerencias de cada episodio.


Alfredo Roffé
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 2 de febrero de 2006

sábado, febrero 04, 2006

La joya de la familia (The Family Stone, 2005)

Es inevitable repetirlo: la fábrica de golosinas hollywoodense funciona al 99% recopilando ideas más o menos originales para acomodarlas, mediante una gastronomía dispendiosa y sofisticada, en la confección de un plato multicolor cuyo regusto sigue siendo el de un combo MacDonald. Es inútil regocijarse al principio con el anticonformismo familiar y militante de la agresividad, la ironía, la acogida entusiasta de la homosexualidad, de la minusvalía y de la mezcla racial (en situación de esterilidad, porsia), o la confianza ida y vuelta de hijos, padre y nietos. El tonito esnob marcado desde un comienzo por la inefable Diane Keaton nos advierte. Al final de La joya de la familia, el prejuicio se vence con el perdón, la mala conducta con el amor, los contrastes con desplazamientos y sustituciones, la vida cotidiana con la celebración de la navidad y – lo peor – la risa es asesinada por lágrimas empalagosa y elegantemente controladas. Lo más satisfactorio es ver a la heroína de Sex and the city (Sarah Jessica Parker) asumir su natural antipatía con tanto entusiasmo.


Ambretta Marrosu
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 2 de febrero de 2006

viernes, febrero 03, 2006

7 mujeres, 1 homosexual y Carlos (2004)

La presente nota debería titularse “¡Una telenovela en las salas!”, pero se utilizó en esta columna la semana pasada. Podría abrir con una advertencia a los incautos: “el título no tiene relación alguna con el contenido del filme”. Podría ser: “hay mucho cineasta sin vergüenza”. O bien, “no intente saciar ningún tipo de morbo con esta película”. Porque este filme cuenta con un Carlos que es el protagonista, pero apenas aparecen tres mujeres y ni un solo homosexual. Eso sí, también cuenta con interminables e insípidos diálogos, una carencia absoluta de acciones, exteriores casi inexistentes, los más intragables actores de la TV azteca, absurdas decisiones de los personajes, situaciones injustificables y un milagroso final donde la maternidad institucionaliza y une definitivamente la familia (con abuelos incluidos). Si el lector decide ir a ver 7 mujeres, 1 homosexual y Carlos, lo hace a su propio riesgo. Siempre se puede salir del cine a mitad de película.


Ricardo Azuaga
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 2 de febrero de 2006