Maroa (2005)

... es una niña inmersa en la delincuencia de barrio, malquerida por su único familiar –una abuela que la explota-, pero que forcejea con mucho carácter contra toda clase de obstáculos. La salvación le viene de un clarinetista español que hace trabajo social entre los niños de la calle de Venezuela. Es obvio que esta solución proviene de la necesidad de coproducir con España, tal como ocurrió con la película precedente de Solveig Hoogesteijn (Santera, 1996), que marcó un fuerte descenso cualitativo en su obra. Sin embargo, aquí la directora remonta algo la cuesta. Después de unas dificultosas secuencias introductorias, la película logra alzar vuelo y meternos en la historia. Mayores virtudes: la profundidad y delicadeza con que se manejan las ambivalentes relaciones afectivas de Maroa con la abuela (de amor-odio) por una parte y con el músico (de cariño-atracción) por otra; y la ausencia de concesiones piadosas u oportunistas ante el contexto social e institucional. Mayor defecto: atribuir a la música el poder milagroso de transformar la realidad.

Ambretta Marrosu
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 20 de julio de 2006