El nuevo mundo (The New World, 2005)
Y Pocahontas aprendió inglés. El cuarto film en 30 años de Terrence Malick, director adorado por los cinéfilos, sigue la línea de los anteriores. Más o menos es un relato bucólico-pastoril, género muy en boga en el S. XVII pero que el cine ha resucitado. “Una naturaleza idealizada en cuyo marco unos pastores, también idealizados, viven una experiencia amorosa, haciendo partícipes de sus gozos y desventuras a los elementos del entorno natural: árboles, ríos, aves, animales, etc.” Lo único que cambia es que en lugar de pastores se trata de los primeros colonizadores ingleses que llegan a Virginia en 1607 y de los indios que allí habitaban. Todo lo demás es igual. Se añaden unas cuantas peleas entre indios e ingleses y una visita a Londres, con mansiones, nobles y jardines también poetizados. La idealización es el resultado de una muy rebuscada “belleza visual” donde todo es muy bonitico y donde la trama-drama no existe. Los personajes son ramas, olas, riachuelos, espigas con ojos torcidos, nariz, y boca que se mueven mecidos por el viento. A veces sueltan un discursito, con una voz en off, sobre lo maravilloso que es el universo. Para colmo dura 2 horas y media.
Alfredo Roffé
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 14 de diciembre de 2006
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