el dedo en el ojo: De "Soy un delincuente" a "El don": de cómo la delincuencia se convirtió en un género cinematográfico autóctono. (II)

miércoles, diciembre 28, 2005

De "Soy un delincuente" a "El don": de cómo la delincuencia se convirtió en un género cinematográfico autóctono. (II)

En los años setenta, a partir del gran éxito de Cuando quiero llorar no lloro (1973, Mauricio Walerstein), se descubre que el cine venezolano puede ser rentable y se incrementa la producción nacional debido a la política crediticia del Estado. Estos dos factores generan en muchos cineastas la ilusión de un cine industrial para el que las condiciones de infraestructura no estaban dadas. Tal ilusión –¿fantasía, espejismo?- de una industria del largometraje, sumada a la favorable respuesta del público, permitió el florecimiento de los géneros, autóctonos o producto de la imitación. Aunque en el film de Walerstein ya asoma el tema de la delincuencia, Soy un delincuente (1976, Clemente de la Cerda) será la película que diera inicio al género. Se trata de un film realista, de base testimonial, que poca relación guarda con el cine comercial –a pesar de su gran éxito taquillero- y cuya representación de los pobres excluye el toque melodramático, la victimización y la visión clasista desde arriba. (Alias) El rey del joropo (1977, C. Rebolledo y T. Urgelles) guarda relación con esta tendencia por su fuente testimonial. El mismo Clemente de la Cerda insistirá en esta línea con El reincidente (1977), con igual inmediatez, penetración e idéntico éxito de público, y posteriormente con Los criminales (1982), basada en una obra de Rodolfo Santana. Cabe aclarar que de la Cerda no continuaba una fórmula sino una temática, es decir, que la suya es una preocupación autoral y no una fórmula taquillera. Corresponderá a Daniel Oropeza la iniciativa de desarrollar dicha fórmula con La graduación de un delincuente (1985) e Inocente y delincuente (1987). Apartados de todo realismo, los filmes de Oropeza presentan la figura del delincuente como un estereotipo narrativo y hacen de éste y su entorno un espectáculo. Tal tendencia persistirá en la década siguiente.


María Gabriela Colmenares
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 22 de diciembre de 2005