Una historia violenta (A History of Violence, 2005)
Si algo se le puede reconocer a David Cronenberg es la fidelidad a sí mismo. Ciertas libertades en su relación con la industria; el uso hiperbólico de la deformidad física; la infaltable exposición de vísceras, fluidos corporales y cuerpos descompuestos; alguna escena de sexo violento, y personajes que intentan evadir la realidad. El todo aderezado con un indiscutible talento para la narración cinematográfica. Pero el carácter siniestro del realizador parece haberse debilitado. En Una historia violenta, el padre ejemplar de una familia maravillosa debe volver a su pasado violento para revelar su falsa identidad. Y ese carácter violento (con sus vísceras, humores y deformidades) parece ir contagiando a todo su entorno. Tal vez esto último sea lo más realista de la película. Pues como ya ocurría en Spider (2002), donde la pureza de la figura materna era la única tabla de salvación entre tantas alucinaciones, aquí la familia es el único punto al que se puede retornar. Aunque esa institución tampoco sea real.
Ricardo Azuaga
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 23 de marzo de 2006
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