13 segundos (2007).

En general, la imparcialidad es una mentira. En un discurso sencillo, cada palabra posee una carga ideológica. Por eso cuesta creerle a Freddy Fadel cuando afirma que la suya es una película imparcial sobre el aborto. Fadel pretende ignorar que el uso del lenguaje cinematográfico es expresión ideológica. Diálogos como "no sabes lo que es ser el sobreviviente de un aborto", las imágenes intrauterinas que demuestran que el feto siente y vive, el sonido de los corazones de los futuros bebés, los neonatos de cinco o seis meses de gestación, la cámara "subjetiva" de los embriones hacia el exterior, la empalagosa voz en off que habla de los sueños por realizar y la brevedad del discurso sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, revelan la proposición del autor. Dejando de lado la ausencia de valores artísticos, debe decirse que sólo se trata el aborto como una decisión moral. Jamás como un problema social. Hay datos sobre el número de abortos en Venezuela, pero no sobre las mujeres que mueren por realizarlo rudimentariamente o en clínicas clandestinas, ni sobre la cantidad de niños abandonados que existen en el país. A veces, ser imparcial o moralista resulta simplemente obsceno.

Ricardo Azuaga
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 26 de abril de 2007