Prueba de fe (The Reaping, 2007)

Prueba de fe (Stephen Hopkins, 2007) es la enésima pretendida demostración de “de que vuelan, vuelan”. Para ello, como es costumbre, coloca al centro del asunto un personaje racionalista que en este caso es una enérgica teóloga, ganada al parecer por alguna corriente de la teología natural, fundada en la investigación de la experiencia. La película, más que asustar y horrorizar, cansa la vista con la preponderancia de una oscuridad rojiza monótonamente interrumpida, según diversos ritmos, por estallidos de luz o llamas. Esta tonalidad cromática, además, tiene la capacidad de banalizar la aparición de la sangre y así neutralizar el horror que debería despertar la conversión del agua de un río en sangre. Otro pequeño fracaso en cuanto a la eficacia terrorífica del film es la imposibilidad en que se encuentra la superpremiada Hilary Swank (Boys Don’t Cry, Million Dollar Baby) de matizar su actuación, sumergida como está en una narración de tipo reiterativo que no da respiro psicológico a ningún personaje. El asunto termina, como previsto, en una parcial victoria sobre el mal, que no sólo fue efectivo, sino que mantiene su vigencia, inevitabilidad y, en cualquier momento, su retorno. En sí, la película no da para emociones ni reflexiones, pero la insistencia del género es alarmante, al inscribirse en el marco de una ideología paranoide, donde amenazas de catástrofes y mutaciones, grandes hermanos de cualquier color, matanzas de origen patológico o fanático, nos retrotraen continuamente a una visión oscurantista del Bien y del Mal, con o sin Diablo.

Ambretta Marrosu
Publicado en Ulitmas Noticias el jueves 10 de mayo de 2007