Miranda (2006)
La vida de Francisco de Miranda fue muy rica a nivel personal y a nivel público. Participó en unas pocas guerras, en muchos encuentros políticos y sociales, y fue un personaje propio y relevante del siglo XVIII europeo: intelectual, galante, brillante. Pero sin duda alguna el período más dramático e intenso de su vida fue durante la Primera República, desde su llegada a Venezuela en diciembre de 1810 hasta su arresto por Bolívar, Peña y otros patriotas en julio de 1812. Un vastísimo campo donde un biógrafo, si es cineasta, tiene que escoger. Pero Diego Risquez pretende abarcar todo. Sus películas son siempre ristras de “cuadros vivientes”, tan en boga antes de 1950, pero en Miranda llega al extremo. Personas con bellos trajes, artificiosos peinados, maquilladas hasta el último poro; muebles imponentes, muchos libros, preciosos objetos, todo armoniosamente compuesto, con colorido de pintura neoclásica. A veces audacias, como la Catalina en grandes zancos, o las batallas figuradas con soldaditos de plástico, o la Revolución Francesa reducida a un plano grotesco de un supuesto Fouquier-Tinville, o la morenita que hace brujerías para conservar el amor de Miranda. Pero en general un vacío y un tedio infinitos. No hay ni personaje ni historia. Otra traición al Generalísimo, que sigue arrastrando su mala suerte. Dos detalles, la actuación de Sciamanna, un mínimo oasis en el desierto, y el collage del final. Miranda en su cárcel, pero con la cama recortada sobre un inmenso mar. Demasiado poco. Demasiada pobreza conceptual y expresiva.
Alfredo Roffé
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 24 de agosto de 2006
1 Comments:
...no se, las películas de Rízquez siempre son asi, medio pretensiosas. Pero a pesar de todo lo que dices, me parece que has debido al menos comentar algo acerca de la actuación de Luis Fernández, (que particularmente a mi me pareció sensacional).
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