el dedo en el ojo: CINE VENEZOLANO: RESUMEN 2006

lunes, enero 22, 2007

CINE VENEZOLANO: RESUMEN 2006

Si se revisan la cartelera cinematográfica del año 2006 y la poca información que ofrece el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) en su página web, podría pensarse que el año pasado fue todo un éxito para el cine venezolano. Se estrenaron 10 largos de ficción y 1 documental, indicando una cierta recuperación con respecto al 2005, pero todavía lejos de las 20 películas estrenadas en 1978. No obstante, la permanencia de algunos de estos filmes en la cartelera caraqueña permite presumir que el cine nacional ha sido exitoso. Lamentablemente no existen datos que lleven a reconocer con alguna certeza el efecto social que haya podido producir entre los espectadores. Si relacionamos ese efecto con lo que las películas ofrecen, concluiríamos que sería más bien débil, ya que presentan pocas propuestas expresivas o conceptuales más o menos sólidas o novedosas. Podríamos, arriesgándonos a esquematizar, establecer algunas cualidades, coincidencias y debilidades.

1) Algunos cineastas con experiencia (Penzo, Arvelo, Hoogesteijn, Rísquez) continúan ejercitando cierto estilo personal. Salvo Hoogesteijn, los demás no sólo resultan ya repetitivos, sino que se han ido empobreciendo tanto en lo expresivo como en lo conceptual. Sus propuestas lucen trasnochadas o pasadas de moda, anodinas o falsamente históricas cuando utilizan la excusa de la ficción. En general, no comportan posiciones críticas o puntos de vista sólidos sobre nuestra realidad.

2) Entre los cineastas noveles (Arias-Nath, De Peña, García y Velasco) destaca la carencia de propuestas claras, la torpeza narrativa, un preciosismo de estilo publicitario y la evasión de un referente real. En casi todos los casos se busca estar más o menos a la moda: varias líneas narrativas que se cruzan o no, saltos temporales que intentan dificultar la construcción de la trama y uso de recursos cercanos al thriller sin intentar criollizarlo. En 1983, César Bolívar realizó Homicidio culposo, por ejemplo, que trabajaba con el género desde una perspectiva muy venezolana. Ahora estas películas que intentan acercarse a los géneros más conocidos resultan eclécticas y desiguales, y las pocas muestras de talento u oficio se presentan dentro de una tosca montura.

3) ¿Qué pasa con los cineastas venezolanos? Atraen la atención del público porque ya es obvio que el público quiere ver películas venezolanas. Pero, ¿por qué es tan difícil identificarse con esas películas? ¿Por qué no nos reconocemos en esos personajes por muy venezolanos que pretendan ser? ¿Por qué no reconocemos una ciudad ni un país? Todo esto pese a que muchos cineastas, y en especial los noveles, no ocultan su intención de buscar el éxito de taquilla y una factura de cine industrial que confunde la calidad técnica con la calidad artística.

4) Si el Estado, como en el 2006, establece un mínimo de protección, si exige que las películas venezolanas reciban el mismo tratamiento que las extranjeras, la producción nacional puede competir con la producción extranjera promedio e incluso superarla en número de espectadores. Pero con escasas excepciones, el cine nacional sigue muy distante de ser la herramienta fundamental que debería ser para la construcción de la imagen que los venezolanos tienen de sí mismos. Está muy lejos todavía de cumplir con su potencialidad para representar y criticar creativamente la realidad nacional.

Alfredo Roffé, Ambretta Marrosu, María Gabriela Colmenares, Ricardo Azuaga
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 18 de enero de 2007