Esperando a los pingüinos
Parece que los pingüinos, en su paciente marcha por nuestro cada vez más inhóspito planeta, llegarán pronto a Venezuela. Naturalmente, la intención de esta nota no es promocional porque si hay algo característico de la crítica es que –por razones que daremos en otro momento- siempre llega de última. Lo que queremos señalar entre los materiales que preceden el estreno de La marcha de los pingüinos (Luc Jacquet, 2005) es una rabieta tremenda que acometió al director estadounidense Michael Bay (Armageddon, Pearl Harbour, La isla, entre otras) ante los fabulosos ingresos de taquilla de este documental zoonaturalista. “¿Es que nadie sabe –se pregunta Bay- que existen los valores de producción? Son uno de los aspectos más vitales del arte del cine... Este film –agrega- es un insulto a los grandes hombres y mujeres que pasan incontables horas frente a sus computadoras creando unos iceberg increíblemente realistas... Por Dios, ¡no hay una sola toma con grúa en toda la película!...” Y así. Lo que da para meditar es la pretensión de formular una auténtica nueva estética del realismo basada en la supremacía tecnológica y la emoción de lo virtual.
Ambretta Marrosu
Publicado en Ultimas Noticias el jueves 5 de enero de 2006
2 Comments:
Wow. Pre-fabricado Bay.
No vale, lo de Bay era en joda y siendo ironico, no?
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